“Desde su tiempo en el campo de batalla, en el Congreso y como mi asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz ha trabajado arduamente para priorizar los intereses de nuestra nación. Sé que hará lo mismo en su nuevo cargo”, escribió el líder republicano en su plataforma Truth Social.
En este periodo, añadió, el secretario de Estado, Marco Rubio, ejercerá como asesor de Seguridad Nacional mientras “mantiene su firme liderazgo” en su departamento.
“Me honra profundamente continuar mi servicio para el presidente Trump y nuestra gran nación”, escribió Waltz en X tras el anuncio del mandatario.
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El cambio de rol se produce después de que la prensa adelantó que Trump planeaba destituir tanto a Waltz como a su adjunto, Alex Wong.
El supuesto detonante fue el escándalo bautizado como Signalgate, que se reveló luego de que Waltz incluyera, aparentemente por error, al editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, en una sala de chat de la aplicación Signal, donde durante cuatro días varios miembros del gabinete hablaron sobre los preparativos de un ataque militar efectuado en Yemen el 15 de marzo.
En dicho chat, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compartió información sensible, incluyendo objetivos, activos militares desplegados y, con dos horas de antelación, el cronograma de un ataque contra rebeldes hutíes, lo cual pudo poner en peligro a militares estadounidenses.
El propio Waltz reconoció el error cuando el caso salió a la luz: “Asumo toda la responsabilidad. Yo creé el grupo. Es vergonzoso. Vamos a llegar al fondo del asunto”, declaró en la cadena Fox News.
Sin embargo, según el diario Wall Street Journal, Trump y altos cargos del Ejecutivo ya estaban descontentos con él antes de esa polémica.
Altos funcionarios gubernamentales apuntan que Waltz había sido apartado de negociaciones clave, como la búsqueda de un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania. Aunque estaba previsto que el martes 29 de abril acompañara a Trump en Míchigan al acto para conmemorar los primeros 100 días de su segundo mandato, finalmente no asistió.
Trump había nominado anteriormente como embajadora ante la ONU a la legisladora republicana Elise Stefanik, pero dio marcha atrás a finales de marzo, aludiendo a la estrecha mayoría que los conservadores tienen en la Cámara de Representantes.
A diferencia de su anterior cargo como asesor de Seguridad Nacional, para ejercer como embajador Waltz deberá ser aprobado por el Senado, donde los republicanos tienen la mayoría.
