Samuel Bermúdez Jiménez: un legado sellado en la historia

Samuel Bermúdez Jiménez: un legado sellado en la historia

En tiempos en los que la memoria parece desvanecerse con la velocidad de lo inmediato, detenernos a rendir homenaje a quienes sembraron futuro es un acto de justicia. Este 10 de julio, la Fundación Ciudadelas de Libertad nos convocó a algo más que una ceremonia: nos invitó a un acto de gratitud colectiva. A 51 años del inicio de la obra de don Samuel Bermúdez Jiménez, su legado fue sellado –literal y simbólicamente– en una emisión postal conmemorativa que lo inscribe en la historia filatélica de Costa Rica.

El evento, titulado “Tributo postal a la vida y obra de don Samuel”, fue una celebración de vida, comunidad y visión. Moderado por jóvenes beneficiarios de la Fundación, el acto combinó arte, palabra y memoria. La participación de las “mensajeras del tiempo” y las “carteras del tiempo” no fue solo una intervención creativa, sino una metáfora viva de cómo el legado de don Samuel sigue viajando, como carta abierta al porvenir.

La filatelia, muchas veces vista como una afición del pasado, se convirtió aquí en un vehículo de futuro. Un sello postal no es solo una imagen: es un testimonio, una cápsula de tiempo que viaja de mano en mano, llevando consigo una historia. En este caso, la historia de un hombre que decidió confiar en su comunidad y sembrar oportunidades donde otros veían carencias.

Pero si hubo un momento que condensó el espíritu de la noche, fue el discurso de Roxelyn Román Garro, beneficiaria de la Fundación. Sus palabras no necesitan introducción ni interpretación. Son, por sí solas, un vuelo de papel que toca el alma:

A veces, las grandes transformaciones no comienzan con enormes construcciones ni discursos complicados; a veces, todo empieza con algo tan sencillo como… un avión de papel.

Don Samuel Bermúdez, a sus 50 años, en vez de guardarse lo que tenía, decidió lanzarlo al viento, no como quien se deshace de algo, sino como quien confía en que puede volar más lejos en manos de otros. Y eso fue lo que hizo con su vida, con sus bienes, con su amor por Desamparados.

Nos lanzó al aire… para volar.

Nosotros somos los aviones de papel, doblados con cuidado, con esperanza, con propósito.

Y sí… puede que a veces el viento sea fuerte o un ala se doble; sin embargo, cuando alguien nos lanza con fe, con intención y con convicción, volamos lejos.

Antes me sentía como un avión de papel que acaba de pasar por la tormenta más grande jamás vista. El día de hoy les aseguro que la Fundación Ciudadelas de Libertad fue el sol que me secó y me permitió encontrar un espacio donde empezar a creer, a crecer con propósito, a servir con corazón y a soñar en colectivo.

Gracias a Don Samuel, pasamos de ser espectadores de la realidad a constructores de futuro. Él no solo confió en la juventud, sino que nos abrió las puertas y nos permitió decidir qué tipo de avión queremos ser. Nos dio las herramientas, sí, pero también algo aún más valioso: nos enseñó a confiar en nuestra capacidad de volar.

Don Samuel, su presencia se siente en cada idea que nace, en cada acción que impacta, en cada joven que decide no rendirse, y su legado sigue vivo gracias a quienes, día a día, acompañan este vuelo con entrega, paciencia y verdadera vocación.

Personas que nos escuchan, nos orientan, nos inspiran; personas que no están ahí solo para enseñar, sino para sostener: ellos también creen en el vuelo que Don Samuel inició.

Gracias a la Fundación, no solo aprendemos a liderar, a servir o a soñar un futuro mejor. Aprendemos a ser buenas personas, a vivir con empatía, con responsabilidad, con compromiso, a entender que el verdadero cambio empieza en uno, pero se construye con todos.

¿Cómo nos ha impactado su obra? Nos cambia la vida. Nos da alas. Nos hace confiar.

Don Samuel no buscó reconocimiento; lo que hizo fue un acto profundo de confianza en su gente. Un regalo que no se mide en bienes, sino en oportunidades. Y aunque él no buscó aplausos, hoy lo nombramos con gratitud y respeto. Porque lo que él hizo fue tomar una hoja sencilla, doblarla con esperanza… y lanzarla al viento.

Gracias, Don Samuel. Usted nos enseñó que un avión de papel, cuando es lanzado con propósito, puede cruzar el cielo entero.

Y nosotros… seguimos volando.

Por usted.

Por Desamparados.

Y por todos los que aún esperan que alguien crea en ellos, como usted creyó en nosotros.

Roxelyn Román Garro es beneficiaria de la Fundación Ciudadelas de Libertad.

Una emisión postal conmemorativa honra el legado de Samuel Bermúdez Jiménez, fundador de la Fundación Ciudadelas de Libertad. (Cortesía FCL/Cortesía FCL)

Fuentes

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