¿Qué significa que una persona le guste que le graben videos en la intimidad, según la psicología? – La Prensa Gráfica

¿Qué significa que una persona le guste que le graben videos en la intimidad, según la psicología? - La Prensa Gráfica

Que a una persona le excite ser grabada durante relaciones íntimas es una preferencia sexual frecuente y diversa. Psicólogos y estudios señalan motivos variadosdesde el placer de “verse deseado” hasta intereses vinculados al voyeurismo o la exhibición consensuada—, pero también advierten sobre riesgos reales: la difusión no consentida puede causar daño psicológico y consecuencias legales.

Las razones por las que grabarse o que la pareja lo haga durante el sexo pueden resultar excitantes son múltiples y no necesariamente indican un problema clínico. Para muchas personas, la experiencia potencia la sensación de ser deseadas, aumenta la confianza y añade novedad a la vida sexual.

La línea que separa lo gozoso de lo dañino suele estar en el consentimiento Foto:iStock. 

Ver después el material funciona como estímulo visual y refuerza la excitación en encuentros posteriores; en parejas estables suele aparecer como una práctica íntima más.

Desde una mirada clínica, ese interés se relaciona con fenómenos que la psicología identifica como voyeurismo o exhibicionismo cuando implican sentirse estimulado por observar o por ser observado. Sin embargo, los autores que estudian estos intereses distinguen entre fantasías o prácticas consensuadas dentro de una relación y los casos en que las conductas generan malestar, control compulsivo o vulneración de terceros.

¿Qué dice la investigación sobre efectos psicológicos?

Los estudios sobre sexting y producción consensuada de material íntimo muestran resultados mixtos: cuando la práctica es voluntaria y hay comunicación, muchas personas la consideran una forma creativa y placentera de intimidad; en cambio, la difusión no consentida o la presión para producir material incrementan riesgos de ansiedad, depresión y problemas sociales.

La falta de testosterona puede afectar la vida sexual, puede causar impotencia.
Ambas partes deben acordar qué se grabará. Foto:iStock. 

La evidencia clínica reciente vincula la exposición no autorizada de imágenes íntimas con mayor prevalencia de malestar psicológico, inclusive ideación suicida en casos graves. Por eso, la línea que separa lo gozoso de lo dañino suele estar en el consentimiento y en el control que cada persona mantiene sobre el material.

Riesgos concretos y marco legal

El principal peligro no es la grabación en sí, sino que el video salga del control de quien aparece en él. La distribución no consentida —conocida como “non-consensual intimate image distribution” o revenge porn— produce daños emocionales y reputacionales, y en muchos países ya tiene sanciones penales o civiles.

Además, la proliferación de tecnologías (copias en la nube, capturas de pantalla, deepfakes) dificulta la exclusividad del material. En respuesta a esta amenaza, legislaciones recientes y proyectos de ley han buscado acelerar la remoción de imágenes y penalizar la difusión sin permiso, pero las medidas varían por jurisdicción.

¿Cuándo consultar a un profesional?

Si la necesidad de ser grabado se vuelve la única forma posible de excitación, si genera culpa intensa, conflictos de pareja, o si hubo filtraciones o amenazas, los expertos recomiendan buscar orientación psicológica. También es motivo de consulta cuando una persona siente que su pareja presiona para grabar o cuando el uso del material parece fuera de control en alguno de los miembros. La terapia puede ayudar a distinguir preferencias sanas de comportamientos compulsivos y a trabajar límites y consensos.

Si surgen tensiones permanentes, pedir asesoría de pareja puede facilitar acuerdos sanos. Foto:iStock. 

 

¿Qué debe tener en cuenta si lo hace?

Quienes deciden grabarse durante sus relaciones íntimas pueden tomar varias precauciones para minimizar riesgos y proteger su privacidad. Primero, es fundamental contar con consentimiento explícito y mantener una conversación previa: ambas partes deben acordar qué se grabará, quién conservará el archivo, por cuánto tiempo y qué ocurrirá si la relación termina. Redactar acuerdos simples puede ayudar a dejar claras las expectativas y evitar malentendidos.

También conviene evitar incluir datos identificables en los videos. Si existe preocupación por la privacidad, se recomienda omitir rostros, tatuajes o cualquier elemento que permita reconocer a las personas o la ubicación.

En cuanto a las medidas técnicas y de almacenamiento, es aconsejable desactivar las copias automáticas a la nube, usar dispositivos de confianza y eliminar los archivos según lo acordado. Aunque ninguna medida garantiza al 100 % la seguridad, estas acciones reducen significativamente la probabilidad de filtraciones.

Finalmente, es importante no ceder ante presiones. La grabación debe ser siempre voluntaria: si alguna de las partes se siente incómoda, la decisión correcta es no realizarla. La prioridad debe ser la seguridad y el respeto mutuo dentro de la relación.

La experiencia potencia la sensación de ser deseadas Foto:iStock. 

¿Cómo hablarlo en la pareja?

Comience por explicar qué le atrae de la idea: sentirse deseado, la curiosidad por verse en cámara, o el gusto por la novedad. Escuche las reticencias del otro y acuerden límites prácticos (quién tiene acceso, mecanismo de eliminación, plazo). Si surgen tensiones permanentes, pedir asesoría de pareja puede facilitar acuerdos sanos.

Fuentes

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