¿Qué es lo primero que mira al conocer a alguien? – La Prensa Gráfica

¿Qué es lo primero que mira al conocer a alguien? - La Prensa Gráfica

Recién estamos frente a un desconocido, generalmente nos fijamos en los ojos, la boca o el rostro, o, finalmente, alguno dirá que le atrae primero la figura al fijarse por primera vez en un extraño. El caso es que, según datos de expertos, lo primero que llama la atención son las manos. La hipótesis detrás es que la conducta frente a desconocidos es un instinto heredado de supervivencia desde los tiempos de las cavernas, (Enlace) debido al cual, en orden a cuidarse de las malas intenciones de visitantes, nuestros ancestros observaban si llevaban alguna piedra o arma (arco y flechas) para dejarlos pasar. En ese momento, ambos levantaban las manos vacías a la vez que saludaban, convirtiéndose este gesto en señal de confianza porque significaba su presencia sin peligro de que les quitaran la vida.
En la vida diaria, nuestras relaciones con clientes, pacientes o alumnos empiezan a existir a través de una comunicación no verbal: es con gestos que manifestamos y que establecemos conexiones (o no), al hacernos presente ante alguien. Efectivamente, la presencia personal opera a través de la apariencia, de aquí el gran interés que despierta el tema de la marca personal, con todo lo que la conforma: vestuario, porte, la mímica; el tono de voz; las palabras al hablar; los chistes que decimos; el modo de obrar; comportamiento con la gente que sirve, los niños y los mayores; la coherencia; la etiqueta social y de la mesa; la cultura; combinación de colores; la elegancia; discreción al ayudar a los demás; si tiene moderación al beber, comer y divertirse, etc.
En esta línea va la tesis del Dr. Albert Mehrabian, psicólogo y profesor emérito en UCLA, quien llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos, encontrando que, en ciertas situaciones, la comunicación verbal es altamente ambigua, ya que solo el 7 % de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 % se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55 % al lenguaje corporal (posturas, movimientos de las manos, de los ojos, la respiración, etcétera). (Enlace)
La Dra. Vanessa Van Edward, científica, investigadora de conductas y profesora en varias prestigiosas universidades, incluyendo Harvard, apunta que las claves para atraer y conectar con los demás residen en las señales no verbales y la autenticidad, tanto en el ámbito personal como profesional (Enlace), y que, sumadas al tono de voz y la coherencia entre lo que se dice, hace y piensa, se logrará una buena primera impresión que puede transformar la manera en que nos perciben y cómo nos relacionamos. Es sorprendente el dato de que la percepción de confianza y carisma se forma en apenas 200 milisegundos tras escuchar a alguien hablar, según la Dra. Van Edwards, quien explica que en ese breve lapso la gente frente a mí decide si su interlocutor es seguro, cálido o competente. Tras el primer encuentro, esa impresión inicial influye en el trato posterior. “Los juicios sobre calidez y competencia representan el 82 % de las evaluaciones que hacemos sobre los demás», concluye la experta (según datos referidos de la Universidad de Princeton).
Entre los gestos estratégicos que favorecen las conexiones humanas están: usar conscientemente el lenguaje no verbal amigable, como por ejemplo el contacto visual, las sonrisas auténticas, etc. Y, por otro lado, ser buenos conversadores, usando preguntas contextuales que faciliten las relaciones interpersonales significativas, buscando puntos en común (“para poder decir: a mí también me pasa eso”). Un ejemplo de encontrar coincidencias al inicio de las conversaciones sería comentar sobre el entorno académico o en una fiesta: “Clase difícil, ¿verdad?” o “¿Cómo te conociste con el anfitrión?”. Al mostrar interés genuino por conocer a la otra persona, volvemos estratégica la conversación porque se rompe la rutina esperada de las aburridas preguntas de cajón en las reuniones sociales con desconocidos, fomentando el surgimiento de similitudes, lo cual eleva las posibilidades de volverse más atractivo(a) y entablar amistad con los demás.
Si las manos son la parte que primero atrae las miradas, hay que aprovechar para hablar con palabras y con gestos no verbales de las manos, al momento de hacer preguntas abiertas que generen conversaciones interesantes. Y hay que estar preparados para responder a las cuestiones recurrentes (como: “¿De dónde eres?” o “¿A qué te dedicas?”), narrando anécdotas e historias. Llevar de antemano pensados juegos de adivinar datos familiares que creen espacios para hacer conversaciones agradables que permitan revelar afinidades con las personas que interesan.

Fuentes

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