Al lanzar un audaz ataque con drones contra aeródromos y aviones de combate en el interior de Rusia, Ucrania sigue cambiando la forma en que se desarrollarán las guerras en el siglo XXI, según funcionarios estadounidenses y analistas militares.
Funcionarios de seguridad estadounidenses y europeos dijeron que aún se estaban evaluando los daños causados por los ataques, que tuvieron lugar el domingo. Pero estimaron que hasta 20 aviones estratégicos rusos podrían haber sido destruidos o dañados gravemente, lo que representa un duro golpe para la capacidad de ataque de largo alcance de Rusia.
Las autoridades dijeron que las pérdidas rusas incluían seis bombarderos estratégicos de largo alcance Tu-95 y cuatro TU-22M, así como aviones de combate A-50, que se utilizan para detectar defensas aéreas y misiles teledirigidos.
El ataque, conocido como Operación Telaraña, dañó la preciada capacidad estratégica de Moscú. Pero también, de forma igualmente significativa, demostró la capacidad de Ucrania para atacar casi cualquier lugar de Rusia y destruir aviones de combate que cuestan US$100 millones o más con drones de tan solo US$600, según un funcionario de defensa estadounidense.
Funcionarios estadounidenses dijeron que Ucrania no avisó al gobierno de Donald Trump que fuerzas del servicio de seguridad ucraniano, o SBU, estaban planeando el ataque, que tuvo como objetivo varias bases aéreas dentro de Rusia, incluyendo una en Siberia.
Para llevar a cabo los ataques, Ucrania desplegó agentes lejos de sus fronteras. Por ejemplo, la distancia entre Kiev, la capital ucraniana, y la base aérea de Belaya, uno de los objetivos, es de casi cinco mil kilómetros. Los drones se introdujeron de contrabando en Rusia y se empaquetaron en contenedores de transporte de madera con tapas dirigidas a control remoto y luego se cargaron en camiones, dijo el SBU en un comunicado.
Un funcionario de defensa estadounidense comparó la maniobra ucraniana con la operación israelí del año pasado dirigida contra los buscapersonas de los operativos de Hizbulá en Líbano.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo el lunes que los ataques con drones habían “debilitado gravemente” las operaciones militares de Rusia.
“‘Telaraña’ mostró cómo luce realmente la guerra moderna y por qué es tan importante ir un paso adelante con la tecnología”, escribió en las redes sociales.
Zelenski dijo que la operación se había estado preparando durante un año y medio.
Funcionarios estadounidenses dijeron que esperaban que Rusia tomara represalias significativas contra Ucrania por los ataques. Hasta ahora, los servicios de inteligencia estadounidenses no han identificado los posibles ataques de Rusia, pero los funcionarios creen que Moscú podría reanudar los ataques con drones contra objetivos civiles, atacar la red energética o lanzar nuevas oleadas de misiles balísticos de alcance intermedio.
Desde que las fuerzas rusas invadieron el país por primera vez en febrero de 2022, Ucrania ha estado adaptando, o “MacGyverizando”, drones comerciales baratos y fáciles de conseguir para convertirlos en eficaces armas de combate que ha desplegado en el campo de batalla.
Las fuerzas ucranianas, utilizando misiles portátiles disparados desde el hombro llamados Javelins y Stingers, frustraron convoyes de tanques rusos que se dirigían a Kiev al principio del conflicto.
Ucrania instaló sistemas de cohetes en lanchas rápidas, aumentando su capacidad de guerra naval. Las fuerzas ucranianas destruyeron objetivos rusos con drones de ataque, lentos y de fabricación turca y aviones de plástico baratos modificados para lanzar granadas y otras municiones. Atacaron barcos rusos en el mar Negro con misiles antibuque Harpoon.
Estados Unidos ha ayudado a la fabricación ucraniana de drones, gastando millones para aumentar su capacidad de producción y transfiriendo parte de la tecnología clave.
Pero Ucrania “ahora ha llevado la guerra al siguiente nivel”, dijo Evelyn Farkas, ex vicesecretaria adjunta de Defensa estadounidense para Rusia, Ucrania y Eurasia.
“Están demostrando que ahora se pueden coordinar los drones para conseguir un efecto estratégico”, dijo en una entrevista Farkas, quien ahora es directora ejecutiva del Instituto McCain.
Kateryna Stepanenko, analista sobre Rusia del Instituto para el Estudio de la Guerra, dijo que los ataques demuestran que “ningún lugar de Rusia es seguro” y que Ucrania está “dando forma a un nuevo tipo de guerra”.
Un alto funcionario estadounidense dijo que era demasiado pronto para evaluar el efecto total de la operación ucraniana sobre los bombarderos estratégicos rusos, en parte porque los rusos podrían reparar algunas de las aeronaves atacadas.
El funcionario dijo que los drones causaron un daño “significativo”, pero que el ataque por sí solo no obligaría a Rusia a reducir sus operaciones ofensivas dentro de Ucrania.
No es sorprendente que hayan mantenido la operación en secreto, dijeron los funcionarios, pues cualquier filtración habría puesto en peligro a las fuerzas que la llevaban a cabo.
Ucrania siempre ha protegido su seguridad operativa; más aún en los últimos meses, desde que altos funcionarios de seguridad nacional del gobierno de Trump revelaron inadvertidamente planes operativos de ataque estadounidenses en chats del grupo Signal. Actualmente no existe una planificación conjunta entre Estados Unidos y Ucrania sobre ataques en Rusia.
Funcionarios estadounidenses dijeron que sus homólogos ucranianos entendieron que los bombarderos estratégicos de Rusia, que pueden transportar armas nucleares, estaban fuera de los límites de Estados Unidos. Los ucranianos no informaron a los estadounidenses de sus planes, sabiendo que Estados Unidos se opondría.
Un funcionario de defensa de un país europeo de la Otán dijo que los ataques ucranianos ya han dado lugar a debates sobre si los aliados debían reevaluar sus vulnerabilidades. El funcionario, al igual que otros entrevistados para este artículo, no estaba autorizado a discutir públicamente el asunto de la seguridad y habló bajo condición de anonimato.
Samuel Bendett, experto en drones rusos y otras armas del Centro de Análisis Naval, dijo que “poco a poco estamos empezando a reconocer” las amenazas que plantean los drones contra las bases militares estadounidenses.
“Cuando se trata de grandes bases militares que tienen muchos aviones aparcados en la pista, la lección del ataque ucraniano es que un ataque de este tipo puede producirse potencialmente en cualquier momento”, dijo Bendett el lunes. “En este momento, es poco probable que nuestras bases cuenten con una protección completa contra las amenazas de corto alcance”.
James Patton Rogers, experto en guerra con drones de la Universidad de Cornell, dijo que las potencias occidentales eran especialmente vulnerables en las numerosas bases militares que tienen en otros países, como las pequeñas, denominadas nenúfares, de Oriente Medio y África, donde la variedad de grupos extremistas y otras condiciones del terreno hacen casi imposible aplicar un tipo de protección estándar.
Ese fue el caso de la muerte en 2024 de tres soldados de la reserva del ejército estadounidense en una remota base desértica de Jordania, cerca de la frontera siria, conocida como Torre 22, donde Rogers dijo que un dron de ataque iraquí parecía haber seguido a un dron estadounidense mientras se preparaba para aterrizar, y luego atacó.
Algunos funcionarios dijeron que los ataques con drones de Ucrania podrían considerarse un regalo para Estados Unidos. El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, quien ha sostenido en repetidas ocasiones que Ucrania está consiguiendo dañar las capacidades bélicas de Rusia —un adversario de Estados Unidos— dijo el domingo en las redes sociales que “la siempre ingeniosa Ucrania utilizó tácticas creativas de guerra con drones para atacar con éxito a bombarderos y activos militares rusos”.
Ben Hodges, excomandante del ejército estadounidense en Europa, dijo en una entrevista el lunes que “se puede afirmar con seguridad que se ha producido una reducción significativa de la capacidad de Rusia para lanzar misiles de crucero”.
Pero Hodges y varias otras personas dijeron que los ataques de Ucrania deberían, al menos, obligar al gobierno de Trump a replantearse sus planes para un escudo antimisiles de “cúpula dorada”, que el presidente Trump presentó el mes pasado.
El Pentágono está elaborando planes para el proyecto. Funcionarios del gobierno afirman que será un sistema militar de nueva generación diseñado para proteger contra diversos misiles balísticos, hipersónicos y de crucero desplegados por adversarios como Rusia.
Pero el escudo antimisiles, tal como está concebido, no protegería a Estados Unidos de los tipos de drones utilizados por Ucrania.
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Los ataques de Ucrania contra aeródromos rusos demuestran que los US$175 mil millones que Trump quiere gastar en el proyecto del escudo “son una mala aplicación de los recursos”, dijo Alexander Vindman, exoficial del ejército estadounidense nacido en Ucrania, quien formó parte del Consejo de Seguridad Nacional en 2019.
El éxito del ataque de Ucrania contra los bombarderos estratégicos rusos demuestra que Estados Unidos debería estudiar “cómo defender nuestros activos estratégicos contra los ataques de drones”, dijo.