Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, en los territorios donde quedaron las tropas del Ejército Rojo se establecieron gobiernos pro soviéticos. Esto comprendía los países de Europa del Este; sin embargo, los intentos de independencia comenzaron a aparecer sucesivamente en diversos países del denominado socialismo real. Los más significativos fueron: 1953, “la sublevación de Berlín”; 1956, “el Otoño Húngaro”; 1968, “la Primavera de Praga”; y 1981-1983, “Sindicato Solidaridad contra ley marcial en Polonia”. Eran movimientos de resistencia que buscaban mayor autonomía, libertad y democracia. Todos estos procesos fueron doblegados por los soldados y tanques soviéticos. Se registraron miles de muertos. Para tener un mayor control, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) aglutinó a los países de Europa del Este en el Pacto de Varsovia (alianza militar) y el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica).
El fracaso de la experiencia socialista en Europa del Este y el desmoronamiento de la URSS tiene una trascendencia que va más allá de lo coyuntural. Estos acontecimientos alcanzan una grandeza histórica para todo el mundo. Hay que resaltar que el socialismo sucumbió por sus propios problemas internos y no por fuerzas externas. El desenlace fue impresionante: a comienzos de 1989, los comunistas gobernaban todos los países de la Europa del Este; al terminar el año, casi todos los países se habían liberado del socialismo. Albania lo logró hasta en 1992. La esperanza de los líderes comunistas era que la URSS los auxiliara, como en el pasado, para sofocar las protestas. Esto no sucedió. Gorbachov hizo derogar la “Doctrina Brezhnev”, que consistía en “la solidaridad socialista internacional, o sea, el derecho de intervenir en los asuntos internos de cualquier país socialista si optaban por reformas que pusieran en peligro el régimen comunista”. La debilidad económica de la URSS, unida al proceso de reformas de la Perestroika, hizo que Gorbachov abandonara y condenara públicamente esta doctrina. Gennadii Gerasimov, portavoz de Gorbachov en asuntos de política exterior, expresó que la Doctrina Brezhnev había sido sustituida por la “Doctrina Sinatra”. Se refería a una célebre canción del cantante estadounidense Frank Sinatra, “A mi manera” (“My Way”), con lo cual la URSS no intervendría en los países del Este y dejaría que los países resolvieran los problemas a su manera.
El destino de los regímenes comunistas en el Este de Europa estaba determinado. Sin el apoyo de los tanques soviéticos, se derrumbaron como castillos de arena. La caída del Muro de Berlín y de la República Democrática Alemana (RDA) el 9 de noviembre de 1989 fue el detonante y constituyó el símbolo de la disolución del socialismo. Le siguieron: Polonia, Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia y Albania. En Rumania, el cambio fue violento: los dictadores, esposos Elena y Nicolae Ceaucescu son arrestados, son arrestados, juzgados rápidamente y fusilados el 25 de diciembre de 1989. En Checoslovaquia, después de liberarse del socialismo, se produce una división en dos repúblicas independientes: República Checa y Eslovaquia. Yugoslavia entra en una guerra civil y termina en una división de seis repúblicas: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Eslovenia. Alemania Federal y RDA logran la reunificación en 1990. El socialismo se destruyó sin que sus teóricos hubiesen preparado una opción diferente.
