El 2 de octubre de 1978, al cumplirse la primera década de la masacre de Tlatelolco, un contingente de personas homosexuales participó en la marcha que se organizó para honrar la memoria de las víctimas.
Un año después, el 29 de junio de 1979, transitó por las calles de la Ciudad de México una movilización conocida como «la gran marcha del orgullo homosexual«. Ambos episodios, enmarcados en un contexto profundamente conservador, son considerados como las primeras movilizaciones públicas de la comunidad LGBT+ en el país. ¿Cómo fueron estas protestas y qué diferencias hay con las manifestaciones actuales? En MILENIO te contamos.
Los primeros colectivos LGBT y las movilizaciones de 1978
Uno de los grupos considerados pioneros en la organización de personas de la diversidad sexual para defender sus derechos es el Frente de Liberación Homosexual (FLH), surgido en 1971 de la mano de importantes figuras del ámbito artístico, como la dramaturga Nancy Cárdenas, el escritor Carlos Monsiváis y el periodista Luis González de Alba.
Los registros sobre las actividades de esta organización, cuyas primeras reuniones ocurrieron en la casa de Cárdenas en San Pedro de los Pinos, son prácticamente nulos, ya que existía a niv una serie de «castigos y sanciones de distintas intensidades» contra este sector de la población, según puede leerse en una investigación del Colegio de México liderada por la catedrática Elena Madrigal.
Aunque el colectivo se disolvió pocos años después, sentó las bases para que otras agrupaciones como el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) y Guerrilla Gay alzaran la voz en contra de la represión.
El FHAR, por ejemplo, se dedicó a denunciar las extorsiones que las autoridades policiacas efectuaban contra la población LGBT en abril de 1978, lo que dirigió la atención mediática a este sector poblacional, según señala un artículo del economista y sociólogo Alfonso Jiménez de Sandi, publicado en la revista Perspectivas.
En este mismo escenario surgieron las primeras colectivas de mujeres lesbianas, como Ákratas (1975), Lesbos (1977) y Oikabeth (1978). Los dos últimos grupos fueron formados por la artista y activista lesbofeminista Yan María Yaoyólotl Castro.
El 26 de julio de 1978, el FHAR coordinó la participación de un contingente con alrededor de 30 personas que marchó durante la conmemoración del inicio de la revolución cubana.
«El sector más combativo, enérgico y progresista de los homosexuales mexicanos nos hemos aglutinado en torno al Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, que hace suyas las reivindicaciones de la clase trabajadora reprimida y se solidariza con ella», se puede leer en un boletín de esa fecha que ahora forma parte del acervo del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU).
«No somos enfermos ni criminales» y «Alto a la represión» fueron las principales consignas del FHAR durante aquella acción de protesta, de acuerdo con registros fotográficos de la Secretaría de Cultura.
Posteriormente, la organización Oikabeth, Nancy Cárdenas, el FHAR y el Grupo Lambda de Liberación Homosexual encabezaron al grupo que marchó el 2 de octubre de 1978, del Casco de Santo Tomás a Tlatelolco. De cara a dicho evento, según información del CITRU, diversos colectivos fueron arropados por lo que eventualmente se conoció como Coordinadora de Grupos Homosexuales.
«Ser lesbiana es la capacidad de una mujer para amar a otra mujer y ser lesbiana consciente es la capacidad de las mujeres amándose de luchar por una nueva sociedad», puede leerse en un panfleto de Oikabeth que data de 1978, recuperado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
La primera gran marcha gay en México
«Se solicitan homosexuales (hombres y mujeres) para desempeñar el trabajo de acabar contra la represión y la injusticia que a últimas fechas se ha recrudecido contra nosotros. Sueldo: tu liberación». Con este texto, el FHAR buscó reunir a las personas interesadas en participar la primera marcha organizada específicamente para exigir respeto a los derechos de la población homosexual.
Los colectivos involucrados lanzaron un llamado para reunirse el sábado 28 de junio de 1979 a las cuatro de la tarde en el Monumento a la Revolución, en el corazón de la Ciudad de México.
Uno de los boletines difundidos por el Grupo Lambda de Liberación Homosexual exponía que una de las principales exigencias era el fin de la represión perpetrada por los cuerpos policiacos, así como la erradicación de discursos denigrantes en medios de comunicación.
«Consideramos importante que todas las lesbianas y los homosexuales nos manifestemos, ya que sólo la unión nos dará la fuerza para exigir y lograr el cese de estas campañas absolutamente ilegales», señala uno de los documentos recuperados por el CITRU.
Reportes periodísticos disponibles en el Archivo General de la Nación (AGN) apuntan que aquel día, además de los colectivos mencionados, acudieron algunos miembros del Partido Revolucionario de Trabajadores (PRT), fundado tres años atrás por participantes de los movimientos estudiantiles, campesinos y sindicales de la época.
En aquella jornada participaron alrededor de mil personas. Entre la multitud se destacaban pancartas con frases como «No hay libertad política si no hay libertad sexual» y «Sin libertad sexual no habrá liberación social». Además, proliferaban las consignas que exigían la eliminación de las razzias, como se le conocía a las redadas policiacas dirigidas contra estos grupos.
Casi un año después, el 8 de mayo de 1980, a los contingentes de hombres y mujeres homosexuales se sumó un grupo de trabajadoras sexuales para manifestarse en la Dirección General de Policía y Tránsito por el incremento de operativos en la colonia Juárez (Zona Rosa) y otros puntos de la avenida Insurgentes.
Diferencias entre las primeras protestas y las marchas actuales
Como puede advertirse, las movilizaciones ocurridas a finales de los años setenta estaban mayormente enfocadas en exigir el reconocimiento y respeto de los derechos de hombres y mujeres homosexuales.
Con el paso de las décadas, múltiples organizaciones y colectivos han arropado también a quienes tienen otras experiencias relacionadas con su orientación sexual o identidad de género, lo cual se ve reflejado en el uso de las siglas LGBTTTIQ+ para referirse a la población de la diversidad sexual.
En las primeras protestas se reflejaba una postura de confrontación con las fuerzas de seguridad. Actualmente, las marchas se constituyen como espacios en donde las consignas políticas están rodeadas por un ambiente de goce, celebración y orgullo.
BM.