Santa Isabel – Se llamaba Natalia Aileen Santiago Rivera, tenía 25 años y era residente en Santa Isabel. Su alegría “marcó la vida” de cada persona que coincidió con ella, aseguran sus cercanos.
Este viernes cientos de familiares y amigos, vestidos de blanco y sosteniendo girasoles en sus manos, se unieron para recordarla y darle cristiana sepultura tras dos días de servicios fúnebres en la funeraria Cemi Memorial en el mismo municipio.
Santiago Rivera era empática, trabajadora, comprometida y sobre todas las cosas; alegre. Así la describieron personas cercanas a la familia, quienes añadieron que tenía muchas metas que cumplir por delante.
Sin embargo, su caso refleja heridas más profundas, como el aumento en adquisición de armas de fuego, la creciente violencia callejera y la sensación de inseguridad que pesa sobre las mujeres en Puerto Rico, aseguró la directora ejecutiva del Observatorio de Equidad de Género, Stephanie Figueroa, en entrevista telefónica con El Nuevo Día.
La violencia indirecta y las armas de fuego
Aunque Natalia no fue asesinada por su pareja o expareja, su partida ilustra una violencia que también afecta a las mujeres por el hecho de estar en espacios públicos.
La violencia machista no se limita al hogar, también se manifiesta cuando una mujer es asesinada por negarse a entregar su carro o, simplemente, por existir en un entorno que no garantiza su seguridad, como en esta ocasión.
“La conversación muchas veces se desvía para cuestionar qué hacía la víctima en la calle, si estaba sola o si era tarde, como si una mujer no pudiera moverse libremente y divertirse”, explicó la líder de la entidad.
Natalia iba de regreso a su casa y se había detenido junto a un amigo en la gasolinera Mobil de la PR-542. Estaban con un grupo de amistades compartiendo después de salir del trabajo, como tantas veces antes.
Fue entonces cuando un individuo se acercó en un Nissan blanco y le exigió que bajara del vehículo. Al negarse, le disparó causándole la muerte.
El Observatorio aún evalúa si catalogar la muerte de Santiago Rivera como un feminicidio indirecto o bajo otra categoría. Un feminicio indirecto, según el organismo, es aquel en que la muerte de la mujer no era el objetivo inicial de la violencia, pero que tiene la consecuencia de violencias estructurales, negligencia del Estado o un entorno de inseguridad que afecta particularmente a las mujeres.
“Cuando miras el aumento sustancial en robos y carjackings, te das cuenta de que el acceso a armas de fuego en Puerto Rico empeora la violencia contra la mujer”, estableció Figueroa haciendo énfasis en que la violencia ataca indirectamente a la mujer, porque los espacios públicos son elementos que vulnerabilizan a la mujer.

En este contexto, el Observatorio de Equidad de Género ha registrado 30 feminicidios directos e indirectos en lo que va de año. Aunque hay una disminución en comparación a este mismo período el año pasado, es preocupante que 12 de ellos se registraron solo en el mes de junio. En 2019, el 35% ocurrieron con armas de fuego; este año el 91% han ocurrido mediante este método.
“Cabe destacar, de igual manera, que el 100% de los femincidios-suicidios han sido con armas de fuego, y ahora estamos evaluando una crecida en los casos por estrangulamiento”, añadió la directora ejecutiva.

El agresor de Santiago Rivera fue identificado como Johnnuel Rodríguez Márquez, de 19 años y vecino de Naguabo. Está bajo custodia de la Fiscalía federal y se expone desde 15 años de prisión hasta pena de muerte por carjacking, intento de carjacking que resultó en una muerte y, precisamente, por violaciones a la Ley de Armas.
El sospechoso fue señalado de haber cometido otro carjacking en Juncos tres días antes de la muerte de Santiago Rivera, donde se apropió el Nissan, y otro en Juana Díaz, que no fue exitoso, el mismo día de la muerte de Santiago Rivera.
“Las armas de fuego están siendo un asunto crítico para la seguridad pública de las mujeres y el país, se tiene que hacer este análisis particular en el gobierno y crear políticas públicas que le aseguren a las mujeres tener una vida cotidiana alejada de peligros”, concluyó Figueroa.
Por otra parte, hasta julio, la División de Estadísticas de la Policía ha registrado 50 delitos de robo en gasolineras, independientemente si son dentro o fuera del establecimiento. Asimismo, se han contabilizado 108 carjackings. Las zonas más afectadas por los robos de autos han sido San Juan, Bayamón, Aguadilla y Arecibo.