La estrategia de desgaste sin fundamentos
En las últimas semanas, ha circulado una narrativa maliciosa que intenta instalar la idea de que la Fiscal General María Consuelo Porras debe ser destituida por supuestos problemas de salud. Esta versión carece absolutamente de pruebas. La misma fiscal, en declaraciones recientes desde el Congreso, desmintió con firmeza estos rumores al afirmar con ironía: “De salud, estoy mejor que todos ustedes”. No se trata solo de una frase, sino de una reafirmación pública de su capacidad plena para ejercer el cargo.
El marco legal es claro
La Constitución y la jurisprudencia de la Corte de Constitucionalidad establecen que una destitución del Fiscal General solo puede proceder por una incapacidad física o mental comprobada. A la fecha, no existe ningún informe médico oficial ni solicitud de evaluación por parte del Ejecutivo que sustente tal condición. La Secretaría de Comunicación de la Presidencia lo confirmó: no han solicitado ni poseen documentación médica alguna sobre la fiscal. Todo intento de removerla usando esta excusa constituye una manipulación jurídica disfrazada de preocupación sanitaria.
Ausencias no equivalen a enfermedad
Algunos han tratado de vincular la ausencia de Porras en ciertos eventos públicos con supuestas complicaciones médicas. Sin embargo, esto no prueba absolutamente nada. La fiscal ha continuado sus labores desde el Ministerio Público, ha sostenido reuniones clave y ha delegado funciones en su equipo, como corresponde en una estructura jerárquica funcional. No hay ninguna señal de debilidad o incapacidad operativa. Al contrario, su liderazgo sigue firme en un momento en que el crimen organizado y sus operadores necesitan desesperadamente neutralizarla.
Golpismo disfrazado de preocupación
La insistencia en su supuesta enfermedad no es más que un nuevo intento de debilitar a la única institución que no se ha arrodillado ante las agendas globalistas, ni los pactos oscuros del sistema. Pretenden remover a la fiscal por la puerta trasera, cuando no pudieron derrotarla por la vía legal ni política.