La Isla de la Juventud llegará a la mitad del Sub-23 sin tirar una pelota

La Isla de la Juventud llegará a la mitad del Sub-23 sin tirar una pelota

¿Cuándo jugará el equipo de la Isla de la Juventud en el VIII Campeonato Nacional Sub-23? Ahora mismo esa es la pregunta del millón de pesos, porque mañana, cuando termine la jornada, se habrá cubierto la mitad del calendario para todos los conjuntos, menos para el pinero, que aún no ha tirado la primera pelota.

No pudo jugar su primera subserie en La Habana, porque en la capital no había hospedaje. Evidentemente, una mala planificación de la sede frustró ese encuentro; después Artemisa no pudo llegar a los predios del Cristóbal Labra, en Gerona; y ayer supimos, por el comisionado provincial de Pinar, Heriberto Suárez, que a los vueltabajeros se les fue la embarcación que los trasladaría al terreno pinero.

Granma hizo gestiones para hablar con la Comisión Nacional, con su máxima autoridad y con el responsable del torneo, pero varias llamadas telefónicas no fueron contestadas.

La pregunta era: ¿cómo recuperar estos partidos en una serie muy corta, de 18 desafíos por equipo? En nuestra redacción, sin ser especialistas en programación deportiva, naturalmente nos halamos los pelos –bueno, quienes aún tienen cabellos–, porque es muy difícil cubrir lo pendiente.

A la Isla de la Juventud le queda, en el programa de partidos, una subserie en casa, justamente la que tendría que devolverle La Habana, pactada desde el próximo martes hasta el jueves. En ese momento, aunque es fuerte, tres dobles programas recuperarían igual cantidad de desafíos.

Después, los Piratas visitarían a Artemisa, y allí, como es fin de semana, solo podrían salir el domingo a un doble juego, pues el calendario oficial prevé, para los sábados, fechas de ese tipo. Tendría que utilizar el día de traslado (lunes 30) hacia Pinar del Río, para celebrar otros dos choques, y frente a los vueltabajeros, a partir del 31, efectuar, nuevamente tres dobles encuentros.

Estos problemas afectan la calidad del torneo, por falta de previsión y planificación, y también de gestión. El deporte no es un fenómeno aislado, vive en la misma sociedad en la que tenemos muchísimos problemas, pero en la que también desarrollamos, como formación económico-social, una obra de masas. Nada cuesta integrarnos a las estructuras administrativas locales, en pos de buscar una solución a problemas que se veían venir.

Por ejemplo, aun cuando la instalación de alojamiento capitalina para el deporte estuviera llena, ya sea por fallos de planificación o imprevistos de última hora, ¿era imposible, en La Habana, resolver un hospedaje de tres días?

Este, como ha dicho la propia Comisión Nacional, es un certamen crucial en el desarrollo de la reserva deportiva inmediata; pero si no se le cuida, con orden, no con aseguramientos de gran nivel, porque no los hay, entonces, aunque haya torneo, el remedio es peor que la enfermedad.

De lo que sí estamos seguros es que tanto los muchachos de la Isla de la Juventud como sus rivales, están locos por jugar a la pelota.

Fuentes

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