No hay ningún país en el mundo en donde la gente viva sin incertidumbre. Las predicciones de todas las organizaciones multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OECD y tantas otras instituciones serias, han ido reduciendo sus proyecciones de crecimiento económico para todas las regiones y países del mundo, en la medida que ha ido avanzando el 2025. Estamos a unos cuantos días de terminar la primera mitad del año y la segunda mitad comienza con más incertidumbre que la que se tenía en enero y marzo del presente año.
El comercio internacional, es decir, las exportaciones e importaciones, ha permitido al mundo acelerar su desarrollo desde principios de los noventa. El índice de incertidumbre del comercio internacional se encuentra en uno de los niveles más altos de su historia, tan así que se asemeja a lo que se vivió al inicio del COVID en 2020. La migración y las remesas familiares han sido factores determinantes para que tanto los países receptores de inmigrantes como los países receptores de las remesas familiares progresen y crezcan de manera más acelerada. Hoy en día, ese es otro elemento de gran incertidumbre. Los nacionalismos se han elevado en los países desarrollados y eso está llevando a que haya menos espacio tanto para la migración legal como para la ilegal.
Las guerras entre Ucrania y Rusia y entre Israel e Irán han generado mucha incertidumbre en Europa, en el Medio Oriente y en el resto del mundo, por el impacto en los precios de diferentes materias primas. Por no mencionar el impacto que podría tener sobre Europa si Rusia gana la guerra y se apodera de Ucrania, y el impacto que una ampliación del conflicto en el Medio Oriente tendría sobre todos los países de esa región. En el lejano oriente, Corea del Norte es una amenaza de carácter militar-nuclear y China es un gran contrincante de Estados Unidos, tanto a nivel económico como a nivel militar.
Estados Unidos sigue siendo la economía más grande del mundo, sigue teniendo la mayor fuerza militar y fue durante mucho tiempo el gran exportador de su modelo capitalista de libertad económica, respeto al Estado de derecho, de la globalización y el libre comercio, además de ser un oasis de libertad. Hoy en día, Estados Unidos está eliminando ese modelo y está en proceso de construir algo que todavía está por definirse, pero eso está haciendo que muchos países tengan que replantearse quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos. La tesis de dividirse el mundo entre Estados Unidos, China y Rusia es algo que todavía está por verse y solo el tiempo dirá si es un modelo posible y estable a mediano y largo plazo.
Pero a pesar de todo lo que estamos viendo, tratando de entender y luchando por poder predecir hacia dónde va a evolucionar, el tiempo avanza, la rueda no se detiene y hay que tomar decisiones. Lo peor que un empresario, una familia, un individuo pueden hacer es quedarse paralizado por el miedo, por la incertidumbre y no moverse en alguna dirección. Situaciones como la actual traen mucha volatilidad y, en ese gran movimiento del péndulo, hay oportunidades de obtener grandes ganancias, pero también grandes pérdidas.
Hay que recordar lo que pasó durante la guerra en El Salvador entre finales de los setenta y principios de los ochenta. Hubo gente que remató propiedades, negocios y todo lo que alcanzó, para establecerse en otros países, pero hubo otras personas que decidieron quedarse y tomaron el riesgo de adquirir esos activos a precios muy bajos, pero sin saber si iban a ser una buena inversión a largo plazo. Entre 2008 y 2009 muchas acciones de empresas llegaron a precios bajísimos; algunas personas tuvieron el valor de invertir en ellas y otras prefirieron vender a esos precios y no arriesgarse a que quebraran.
Así que hay que tratar de medir los riesgos lo mejor posible, definir el nivel de riesgo que cada persona quiere tomar y moverse, ya que quedarse paralizado no debería ser opción.
