Para mantenernos cuerito, para botar el estrés, para subir al podio, como machete de trabajo, y como medio de transporte, las diferentes razones por las cuales cada vez hay más ciclistas en nuestras calles.
Cada 3 de junio se celebra el día mundial de la bicicleta, fecha proclamada por la ONU (en 2018) para reconocer los beneficios de esta maravilla accesible, saludable y sostenible. La Pluma de Calín, enviciada con el ciclismo y otras hierbas, aprovecha esta reciente conmemoración, para honrar ciclistas que cayeron en batalla.
Javier Cristiani rodaba más en plan social y físico que competitivo, pero lo amaba. Tanto, que no se perdía las rodadas sabatinas con La Escuelita de Bicimanía. Hace 6 años, el15/6/19, una rastra asesina chapina, frenó sus sueños de romplón.
Geovanny Guerra, campeón nacional de ciclismo la vio de a palitos; escuchen su nota de voz: “Punteando el sprint iba, a la altura de la parada de Caballería, cuando un busero, después de vernos en el retrovisor, comenzó a moverse, y el HDLGP de un solo me mandó a volar”, leche tuvo “por gracia de Dios, solo lleno de raspones quedé.”
Andy Salamanca aparentaba ser mayor, tanto por su altura (1.90), como por sus facciones. Cuerpo de hombre, alma de niño, hasta el otro año sacaría su DUI.
Barril sin fondo, para suplir su cuerpo de los carbohidratos que rodando quemaría. Un sábado, después del fondo, alguien preguntó: “Andy, vos has de ser bueno pal forro, ¿cuántas tortillas por tiempo te zampás?” “Si hay sopa 10” y, desde ese día, 10 tortillas le quedó Algunos le decían mica de avión.
Yo le decía turbina de avión. Verlo en el velódromo, vuelta y vuelta, como rata de Pávlov, provocaba torticolis. ¡Qué zancadas pegaba con sus 2 pistones extra large! Pedalear junto a él, mejoró el desempeño de tantos: “Cierre las patas”, me aconsejaba; “cadencia, cadencia” predicaba.
3 plomazos, recién concluido su entreno, marcaron el punto final a la existencia terrenal de 10 tortillas; al traste su sueño por el Oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Barranquilla 2018.
Rolando López alias “él Come Niño tecleño”, fue despedido por un animal al volante cuando bajaba los Chorros. A sus 48 abriles, no había cipote que le aguantara, sobre todo en escalada.
Cólera, indignación, dolor, frustración, depresión… sentimientos encontrados que brotaron en la comunidad de ciclistas cuando nos enteramos de otra víctima más de la masacre que estamos sufriendo: Sucedió el último jueves de mayo, a buenas 4:30 am, hora en que un cafre expulsó el alma de 36 añitos del chapín Julio Álvarez.
Este escritor ciclista, publicista, nadador y corredor, estuvo cerca de pasar a mejor vida, cuando uno de los HDLGP al volante, me mandó a volar en el redondel Orden de Malta (2011). En vez de cederme el paso, invade mi carril, me dispara contra la cuneta, aplasta mi niña de carbón, y se da a la fuga a 100 en zona de 40. Leche tuve.
¿Será posible lograr el respeto vial? No lo creo. El conductor guanaco se multiplica como cuyo; siempre anda a la carrera, se cree amo y señor de la vía, pita la vieja y menta la madre, no cede el paso, chupa y conduce, mete la chancleta, chatea al manejar, plancha ciclistas.
Que desgracia que no se pueda rodar en paz en el Pulgar; toca tomar las precauciones del caso: andar buxos y con respeto; rodar con luces, ropa chinga la vista, con seguidor si se puede, y pedirle a Javier, a 10 tortillas, al Come Niño, al chapín, y a tantas otras víctimas de la intolerancia, la imprudencia y la falta de empatía que, desde el Cielo, nos protejan pues al igual que ellos, de la niña nos bajamos hasta que la muerte nos separe.
“Que metan al CECOT a las bestias al volante,” propone la lorita. De acuerdo Pepita, sin castigos drásticos los conductores HDLGP seguirán matando ciclistas.
