Todo contacto de naturaleza sexual que ocurre sin el consentimiento de la pareja constituye un acto de violencia sexual. Creencias como que la mujer debe estar subordinada al hombre, que sus necesidades sexuales deben ser satisfechas por su cuerpo y que el hombre puede disponer del cuerpo de ella a su antojo, solicite o exija, promueven la violencia sexual masculina hacia la mujer en la relación de pareja.
