Con dignidad y sin silencios

Con dignidad y sin silencios

No todo se vale en política. No todo debe normalizarse. Cuando el poder se usa para presionar, condicionar o premiar lealtades políticas con cargos públicos, lo que se debilita no es solo una institución, sino la democracia misma.

Creo en un país decente, como siempre lo defendió mi tío abuelo, el Dr. Carlos Iván Zúñiga, y siento el compromiso de continuar ese camino con integridad. Un país donde las decisiones se tomen con libertad de conciencia y no bajo presión; donde el mérito valga más que la cercanía al poder, y donde el respeto institucional esté por encima de cualquier interés personal o partidista.

No vine a la Asamblea Nacional a ser parte de lo mismo. Vine a representar una forma distinta de hacer política, basada en principios, no en pactos ocultos; en integridad, no en cálculos. Y esa convicción me acompaña en cada decisión, en cada voto, en cada postura pública.

Mi compromiso es con una política limpia. Una política que no negocia la dignidad, que no se arrodilla ante el poder, que no teme decir lo que otros prefieren callar. Porque, si queremos que Panamá cambie, no basta con denunciar lo que está mal desde afuera: hay que enfrentarlo desde adentro, con valentía.

Seguiré señalando todo aquello que desvíe el rumbo de una democracia transparente, sin importar de dónde venga ni a quién incomode. Ese es mi deber, y lo voy a cumplir.

El país ya no tolera más simulaciones. Quiere hechos. Quiere coherencia. Y, sobre todo, quiere servidores públicos que recuerden que fueron electos para servir, no para servirle a alguien.

El autor es diputado independiente por el circuito 8-4 (2024-2029)


Fuentes

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