Como uno más

Como uno más

Pello el Afrokán se inscribió con el mozambique en la memoria de la música cubana. Foto: Tomada de cdandlp.com

Cuando se me solicitó una crónica en memoria de Pedro Izquierdo, con motivo de los 25 años de su fallecimiento, lo percibí como una oportunidad para rendir un personal tributo, desde la mayor franqueza, al creador del famoso mozambique.

El hecho de que yo haya sido un adolescente absolutamente atrapado por el entorno sonoro recreado por Los Beatles en sus comienzos, no significa que todavía pervivan en mí rezagos de una idea de entonces: que el contagioso ritmo de Pello el Afrokán no tenía nada que ver conmigo.

Además de reconocer que en aquel entonces me encontraba absolutamente equivocado al respecto, se demuestra, una vez más, el riesgo que implica acercarnos a cualquier fenómeno musical para valorarlo nada más que en su aspecto epidérmico.

Por ejemplo, en aquella época era ajeno al importante trabajo sobre el folclor llevado a cabo por personalidades del rango de Odilio Urfé y Argeliers León; del mismo modo que nada sabía acerca del Conjunto Folclórico Nacional, y mucho menos del Departamento de Folclor en la Biblioteca Nacional, entorno mucho más amplio que propició la aparición del cubano ritmo.

Por otra parte, que el mozambique sea una combinación de diferentes ritmos con golpes de rumba abierta, de la columbia y del yambú, entre otros; además de que Pello haya concebido un set de 12 tambores, con dos bombos, tres campanas, una sartén y tres trombones y trompetas, nos explica la intensidad de ese sonido tan poderoso que hacía mover multitudes.

Todavía se habla del alboroto provocado por Pello y su gente, nada menos que en el Olympia de París, en 1965, como parte de una amplia y diversa delegación que incluía a la orquesta Aragón, Bola de Nieve y Los Papines.

No por gusto figuras internacionales de gran prestigio, como el guitarrista Carlos Santana, propone su versión roquera del clásico de Pello titulado María Caracoles, mientras que el pianista Eddie Palmieri, reconocido precursor de la salsa neoyorquina, graba el experimental disco Mambo con Conga is Mozambique.

Del patio, llama la atención que hasta compositores del intimista filin se acercasen a la novedosa manifestación musical, como es el caso de Frank Domínguez con la pieza Cojan el paso, o el binomio de Piloto y Vera con la obra ¿Qué es esto que llega?

Pero lo que nos deja emotivamente marcados es el hecho de que, para los carnavales capitalinos de 1964, Pello es designado como director de la memorable comparsa de la Federación Estudiantil Universitaria; con la cual, junto a su banda, desciende de la Colina Universitaria hasta la mismísima Rampa habanera, en una interminable conga de músicos, estudiantes y el pueblo en general, que hizo historia.     

En resumen, confieso que si con Añoranza por la conga de Sur Caribe o con Opatereo por el grupo Síntesis, me cuesta trabajo permanecer tranquilo, estoy seguro de que este viejo roquero, pero aferrado también a sus raíces, hubiera arrollado con Pello el Afrokán, como uno más.        

Fuentes

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