Ciudad de México /
El 28 de junio de 1969, un grupo de la comunidad LGBTQ+ que se encontraba reunida en el bar de Stonewall, Nueva York, plantó cara a una redada de la policía, lo que derivó en enfrentamientos violentos. Gracias a personas valientes, los derechos de la comunidad LGBTQ+ marcaron un punto de inflexión en la lucha por la igualdad y visibilidad.
En la lucha libre también hay lugar para la diversidad e inclusión, luchadores exóticos y leyendas como: Pimpinela Escarlata, Polvo de Estrellas, May Flowers y Cassandro, este último que inspiró a Carito, actual luchador de la empresa XLL, han dejado una huella sin igual.
Carito, como es conocido por sus fans, tiene diez años como profesional y hasta la fecha ha impactado de manera positiva en la comunidad LGBTQ+, pues gracias a lo que hace en el ring, ha inspirado a jóvenes a entrenar lucha libre.
“Conozco un par de casos de gente que entrenaba en el mismo gimnasio que yo, que hoy en día se aventuraron y se adentraron a entrenar lucha libre, tomándome como inspiración. Me siento honrado, maravillado, que me hayan dicho que gracias a mí ellos decidieron empezar a entrenar y querer representar a la comunidad”, comentó en entrevista con MILENIO-La Afición.
La luchadora de 34 años, originaría de la CDMX, y que pertenece a la empresa LXX, comenzó su andar en el pancracio mexicano por casualidad.
“Iba a ir a entrenar box con un amigo a un gimnasio. Cuando llegué, en la recepción había máscaras de luchadores y pregunté, ‘¿A poco dan clases de lucha libre aquí?’ y bueno, me enseñaron, tuve la oportunidad de ver cómo era una de sus clases, decidí quedarme y a partir de ese momento nunca pisé los entrenamientos de box, sino que me fui directo a los de lucha libre” puntualizó.
Aportación del luchador exótico
Para el personaje, un luchador exótico puede aportar mucho en la lucha libre sin perder la esencia de la misma.
“Es quizás ampliar el panorama a la gente para que puedan disfrutar la misma desde un plano distinto, desde un plano más alegre, más divertido, yo diría que eso estamos aportando o que podemos aportar como exóticos”, añadió.
Discriminación, un mal común
También pasó por momentos de discriminación, las primeras veces cuando le dijeron que no era apto para la lucha libre.
“Empecé a los 20 años a entrenar, era muy delgado, muy flaquito y entrenando con gente que se había dedicado al gimnasio y a la lucha durante mucho tiempo, pues era motivo de discriminación. Del típico, ‘tiene cuerpo de perro, cómo vas a ser luchador’. Afortunadamente nunca perdí el enfoque. Creo que eran más mis ganas de verdad dedicarme a la lucha libre”, dijo.
Pese a que ya estaba en el medio, contó una anécdota que tuvo con un comisionado en una función.
“Con el personaje de Carito, me tocó luchar en Torreón, Coahuila, el comisionado de aquella ciudad, llegó y me dijo, ‘¿eres luchador?’ Le digo, sí señor, ‘¿a ver tu licencia?’ la revisó, le dio mil vueltas nada más buscaba un pretexto para no dejarme luchar, porque yo no entraba en su estereotipo de luchadores, fue una experiencia un poquito desagradable”.
Carito añadió que también tiene sus recursos técnicos para luchar y no solo de payasear como se tiene catalogado.
“Terminando la función me dijo, ‘Muy buen trabajo, felicidades, La verdad no confiaba mucho, pero qué bueno que sí sabes’, ¿cómo es posible que te discriminen sin siquiera haber visto tu trabajo, no te desarrollas en la lucha libre para hacer reír a la gente. Estamos totalmente preparados para cualquier tipo y estilo de lucha”.
Con el apoyo de su familia
Para Caroline no fue difícil decirle a su familia acerca de su orientación sexual, pues ellos veían ciertos comportamientos, pero en todo momento decidieron apoyarle.
“Antes de ser luchador exótico, luchaba con máscara, evidentemente, ellos fueron notando los cambios. Usaba maquillaje, mis mallas empezaban a ser distintas, dejé las mallas por los leotardos. Y realmente, pues, fue bien aceptado por mi familia. Hasta eso nunca tuve una represalia, nunca me sentí reprimido o agobiado por ese tema, concluyó.
CIG
