Bajo presión – La Prensa Gráfica

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El Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2025, “Bajo presión. Recalibrando el futuro del desarrollo en América Latina y el Caribe”, destaca que, tras décadas de avances sostenidos, el desarrollo humano en la región ha comenzado a desacelerarse. El presente es caracterizado por la incertidumbre. Por ello, es clave aprender a actuar y prosperar en contextos confusos y fluctuantes. Urgen nuevas estrategias.
La hipótesis del informe es que la región necesita no solo un ajuste de rumbo, sino una nueva guía para el desarrollo. Consecuentemente, se hace un elocuente llamado a favor del desarrollo humano resiliente (basado en la inclusión y la capacidad de las personas para forjar su futuro). ¿Cómo avanzar en esa dirección? Fortaleciendo la participación y la capacidad de gestión de la sociedad civil; sin embargo, las agencias de Naciones Unidas tienen serias limitaciones para colaborar con ese cometido (ya que son organizaciones intergubernamentales). Además, la ayuda al desarrollo está cambiando.
EE. UU. cerró la USAID y está reduciendo su contribución a varias agencias de Naciones Unidas. Europa está ajustando sus subvenciones. Consiguientemente, para los países centroamericanos y caribeños es difícil implementar una nueva guía de desarrollo. Sin recursos no se puede dotar a las sociedades de herramientas para navegar la incertidumbre, ni forjar instituciones competentes. El panorama es retador.
El informe no lo dice, pero la crisis múltiple que vivimos en la actualidad refuerza las causas del éxodo cuscatleco. Es más, al cerrarse la válvula de escape (cada día es más caro y peligroso emigrar hacia EE. UU.), aumentará la presión social hacia el gobierno de turno. El punto es que no hay recursos suficientes para mejorar la calidad de vida en los lugares de origen de los migrantes. Corresponde, entonces, priorizar lo básico (educación, salud y empleo) y colocar a la resiliencia en el centro de las políticas públicas.
El informe sí advierte sobre los efectos de la volatilidad económica global, las tensiones geopolíticas y los cambios tecnológicos, así como de su convergencia con las vulnerabilidades estructurales profundamente arraigadas en la región. Todo ello provoca una creciente exposición a shocks más frecuentes, intensos e interconectados. Lo delicado es que estos shocks suceden ante una capacidad institucional insuficiente para superar los problemas emergentes, lo cual pone en riesgo los avances alcanzados.
Reconociendo la intensa presión que el contexto mundial ejerce sobre los tomadores de decisión, y partiendo de que hacer más de lo mismo ya no es suficiente, el informe pregunta: ¿Qué se necesita para que la región aproveche su inmenso potencial y transforme la presión en un catalizador para redefinir su trayectoria de desarrollo? Se necesita adoptar el concepto de desarrollo humano resiliente, como un habilitador de las capacidades y un protector de los derechos; y también como una hoja de ruta.
La propuesta del informe es coherente, pero inconclusa. Coherente porque se sustenta técnicamente y por respetar los derechos establecidos en la Carta de las Naciones Unidas. Inconclusa porque no profundiza ni propone acciones viables para implementar una hoja de ruta de forma participativa e incluyente. Recuérdese que una hoja de ruta sin participación ciudadana es más de lo mismo.
Reflexión 1: el referido informe tiene valiosa información, pero se queda corto en su análisis prospectivo, ya que relativiza los efectos del nuevo orden mundial (multipolaridad), de las medidas antinmigrantes estadounidenses y de la crisis de la cooperación externa (la reestructuración de las agencias de Naciones Unidas está en ciernes). Es tiempo de “vacas flacas” a niv e internacional.
Reflexión 2: el mayor cooperante de la región está reduciendo su ayuda y aplicando drásticas medidas para revertir y prevenir la migración irregular. Esta situación pone presión a gobernantes y gobernados, y llevará a revisar agendas y prioridades. Un punto de interés común —en el marco del desarrollo humano resiliente— es la promoción de medios de vida sostenibles en los países y poblaciones más vulnerables.

Fuentes

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