El asesinato del comentarista político Charlie Kirk marca un fatídico hito: es el encuentro letal entre el mundo virtual y el mundo real. En el primero, las redes sociales convierten cualquier teléfono en un megáfono de agresión, donde muchos se sienten invencibles. En el segundo, un padre de dos hijos muere porque alguien en desacuerdo con sus ideas decide asesinarlo.