El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que comenzaría a despedir a más de 1 300 personas a partir de este viernes como parte de una drástica reestructuración que afecta a toda la Administración federal. Los despidos alcanzarán a 1 107 funcionarios y 246 agentes del servicio exterior.
El anuncio se produce tres días después de que el Tribunal Supremo diera luz verde al plan de recortes masivos del presidente Donald Trump para reducir el tamaño del Gobierno federal, que había sido bloqueado previamente por un tribunal inferior.
Para los críticos, como diplomáticos de carrera y los demócratas del Congreso, esta reforma asesta un golpe mortal a la diplomacia de EE.UU. y el propio papel en el mundo de la superpotencia.
Los despidos forman parte del plan de reorganización presentado en mayo por el secretario de Estado, Marco Rubio, que considera que su departamento está «hinchado» y asfixiado por la burocracia. El jefe de la diplomacia estadounidense sostiene que los cambios lo alinearán mejor con los valores estadounidenses fundamentales y, sobre todo, erradicarán los focos de «ideología política radical», penetrada supuestamente por esa «izquierda lunática» que Trump ha convertido en muletilla de sus discursos.
Entre los planes de ajuste no está previsto recortar personal y operaciones en el extranjero —como el cierre de embajadas, por ejemplo—, aunque un alto funcionario aseguró que todas las operaciones del departamento en el mundo están sujetas a revisión.
Los demócratas en el Congreso y los diplomáticos veteranos han criticado el plan, por considerar que privará al Gobierno de experiencia diplomática en un momento de crisis mundial, incluidas las guerras en Oriente Próximo y Ucrania, y cuando China está arrebatando a EE.UU. su influencia en lugares como África y América Latina.
El movimiento se inscribe por lo demás en el marco más amplio de la reorganización del Gobierno federal que la Administración republicana emprendió a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en sus siglas en inglés) liderado hasta finales de mayo por Elon Musk. La Casa Blanca quiere eliminar o jibarizar al extremo oficinas de alrededor de una veintena de agencias, como ha demostrado el desmantelamiento de la agencia de desarrollo internacional (USAID), que depende del Departamento de Estado y, como tal, era punta de lanza de los intereses de EE.UU. en el mundo.
«Casi 3 000 miembros de la plantilla abandonarán sus puestos como parte de la reorganización», dice el comunicado enviado por el Departamento de Estado. La cifra incluye tanto a las personas despedidas como a las que decidan marcharse voluntariamente. «En relación con la reorganización del Departamento anunciada por primera vez por el Secretario de Estado el 22 de abril de 2025, el Departamento está racionalizando las operaciones nacionales para centrarse en las prioridades diplomáticas», continúa.
El sindicato que representa a los diplomáticos destinados en el extranjero, los funcionarios del Servicio Exterior, prevé que alrededor de 700 de los que desempeñan sus funciones en EE.UU. pierdan sus empleos. También se espera el despido de un número mayor de empleados que trabajan sobre todo en Washington. En total, la plantilla del Departamento, de unas 18 000 personas, se reducirá en un 15%. Según funcionarios del Departamento más de la mitad de ese porcentaje serán salidas voluntarias.
«Las reducciones de plantilla se han adaptado cuidadosamente para afectar a las funciones no esenciales, a las oficinas duplicadas o redundantes y a las oficinas que pueden resultar considerablemente más eficientes una vez centralizadas sus funciones y responsabilidades», continúa la comunicación.
Los funcionarios del servicio exterior que reciban la notificación este viernes entrarán en una excedencia administrativa de 120 días antes de perder formalmente su empleo. La mayoría de los funcionarios estarán de baja durante 60 días antes de que se haga efectivo su despido.
(Con información de agencias)