A través de un comunicado, los obispos de la Iglesia Católica en Panamá reafirmaron su compromiso de ser un puente de encuentro, diálogo y reconciliación en medio de un país marcado por la confrontación y la desconfianza.
Asimismo, rechazaron las críticas sobre una supuesta “instrumentalización de la Iglesia”.
“La Iglesia siempre ha sido criticada, especialmente por quienes buscan manipularla. Nos guste o no, tiene credibilidad. Su palabra cuenta”, declaró el cardenal José Luis Lacunza, obispo emérito de David, al término de la Asamblea Plenaria Ordinaria N.º 223 de la Conferencia Episcopal Panameña.
Lacunza subrayó que la Iglesia no puede guardar silencio ante la injusticia. “La mejor forma de no meterse en problemas es callarse, pero un evangelizador no puede hacerlo. Está llamado a defender siempre la dignidad humana, la justicia, la libertad y los derechos, especialmente de los más pobres”, afirmó.
Recordó además que hablar desde el Evangelio tiene un costo. “Todo evangelizador acaba crucificado. Esa es la realidad. Pero quien sigue a Cristo sabe que su misión es parecerse a él, que dio la vida por la verdad y la dignidad de cada persona”, agregó.
Una Iglesia presente
Los obispos advirtieron que la crisis que enfrenta Panamá exige una Iglesia con presencia activa. “No podemos ser indiferentes mientras el tejido social se desgarra por la polarización y la cerrazón. Caminar con y entre el pueblo implica riesgos, pero es nuestra vocación”, señalaron en el comunicado final.
Afirmaron que la Iglesia no impone soluciones, pero sí propone caminos “de esperanza desde el Evangelio”.
“Creemos que solo el diálogo y el encuentro pueden abrir una salida real. Apostamos por una respuesta comunitaria e inclusiva, donde el centro siga siendo la persona humana, especialmente los más vulnerables”, concluyeron.