El presidente se fue a España, viaje prioritario para él en días de aciago para el país. Al fin hablará con gente de su estatura gubernamental, no con simplones plebeyos buscapleitos. Conversará con su homólogo español y con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Mulino, además, intercambiará sonrisas con el rey de España, con el que va a “ratificar los lazos de amistad entre ambos países”. Es que nuestros presidentes tercermundistas, si no se codean unos instantes con la realeza española, es como ir a El Vaticano y no recibir un rosario y la bendición del Papa. Al regresar, lo único valioso que traen es la foto que congeló ese breve momento.
La medición de fuerzas con los docentes parece que terminará con la contratación de nuevo personal —en reemplazo de los huelguistas— mientras en Bocas del Toro, los que sigan protestando terminarán presos, gracias al estado de excepción que decretó el Gobierno. Al regresar la “normalidad”, la siguiente movida será conceder la explotación de la mina de cobre bajo nuevas reglas. La obra teatral —llamada Detrás del Telón Me Escondo— ya se está montando con manifestaciones organizadas en Penonomé, que, si yo fuera un idiota, debería suponer que son espontáneas, sin intervención de la minera. Algunas manifestaciones son bienvenidas, al parecer.
Tan segura está First Quantum de que esa es su mina, que aún sigue aquí. Supongo que alguien le habrá dicho al dueño: “Tranquilo, viejo, esto es momentáneo. La concesión te la conseguimos, no te preocupes, solo ten paciencia. Nosotros te avisamos cuándo haya que poner en marcha el plan para que la vaina arranque”. Bueno, ya arrancó, con un atraso por culpa de los revoltosos de Bocas, Suntracs y los docentes, pero ya se solucionó. Y pensándolo bien, los camorristas de siempre ya están neutralizados, presos o despedidos, por lo que la vía ahora está libre para aprobar la concesión. Todo ha salido perfecto. Y en caso de que surjan nuevos picapleitos, ¡los enjoyamos y asunto concluido!
El problema es que al Gobierno aún le restan cuatro años. Y en el primer año, Mulino ya se gastó todo su precario capital político. Cualquier cosita, descontento o hartazgo que haya aquí o allá podría generar disturbios y hasta caos, por lo que nos podrían esperar años duros. Sugiero a los agentes de control de multitudes que no se quiten las botas, cascos ni armaduras. Tendrán mucho trabajo debido a que termina la fiesta. Ahora toca pagar el desmadre y la orgía de millones robados y malgastados. Pero en estas postrimerías del party, aún queda un dinerito para los amigos, los socios y la familia, porque esos sí que no saben a qué sabe un cable.
El martes, el presidente se dirigirá a la Nación. Hablará de sus logros y obras, pero también espero que nos diga cuál es el panorama económico que hay que esperar para fin de año. Nos recordará que ha logrado más que todos los años juntos del gobierno pasado, lo cual es cierto, tomando en consideración la brutal incompetencia del gobierno Carrizo/Cortizo. También espero que nos revele cuánto más se endeudará el país para cumplir con un presupuesto desbalanceado –y ahora a la baja–, gracias a los disturbios de las últimas semanas. Espero que nos prometa que llevará a los estudiantes a las pruebas Pisa, a fin de saber cuánto daño ha causado esta huelga de docentes.
Y que nos diga cuántas empresas han logrado traer al país para invertir y generar empleos; y qué nos diga qué fue del famoso chen chen prometido —no el de sus funcionarios, amigos y familia—, sino el que prometió al país; que nos informe cómo hará para contratar de forma directa a First Quantum, cuánto espera que le quede al Estado de esa concesión y cómo hará que la Asamblea derogue la ley de moratoria minera.
Al cumplir su primer año en el poder, tiene motivos para celebrar. Ha impuesto récords insuperables: la más larga huelga docente de los últimos 50años; la primera suspensión de garantías individuales en los últimos 35 años; el primer salvoconducto a un expresidente condenado por lavado y hasta la detención, por primera vez —no sé en cuántos años— de dirigentes obreros e indígenas. Cumplió su promesa de reformar la ley de la CSS costara lo que costara, y permitió acuerdos para autorizar la presencia militar de Estados Unidos en Panamá cuando creíamos cerrado ese capítulo hace 25 años. ¡A celebrar, gran campeón!