La formación hasta el presente de una sola tormenta tropical en junio no constituye un suceso meteorológico fuera de lo habitual, pues en no pocos años el mes que marca el comienzo oficial de la temporada, se ha ido sin ningún organismo ciclónico.
Según indicó a Granma el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba, del año 2000 a la fecha en siete ocasiones no hubo ciclón tropical en el sexto mes del calendario. Así sucedió en los años 2002, 2004, 2008, 2009, 2014, 2018 y 2019.
Un análisis del comportamiento de las temporadas ciclónicas entre 1791 y 2020, publicado por los investigadores Nathalie Valderá, Ramón Pérez Suárez y Cecilia González Pedroso, en la Revista Cubana de Meteorología, corroboró que, como promedio, las mismas comenzaron en los primeros días de julio y que este mes, junto a junio, son históricamente los menos activos.
Resulta interesante mencionar que las temporadas con inicio más tardío fueron las de 1905 y 1914, cuando ambas lo hicieron en ¡septiembre¡
La causa principal de la calma ciclónica prevaleciente en la actualidad en nuestra área geográfica de interés (la tormenta tropical Andrea se disipó en apenas 24 horas), obedece a la marcada influencia del anticiclón del Atlántico en todos los niveles de la atmósfera, a lo cual se une, también, la presencia de nubes de Polvo del Sahara.
Consultado sobre las perspectivas para julio, el doctor en Ciencias Geográficas Luís Lecha Estela, experto consultante del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, recalcó que las proyecciones de los modelos ratifican que el anticiclón se mantendrá muy fuerte y continuará dominando toda la cuenca del Atlántico norte, al menos durante la primera quincena.
Por tanto, será poco probable que pueda haber algún desarrollo ciclónico en ese periodo, aseveró el experto.
