Un pueblo acostumbrado a vencer

Un pueblo acostumbrado a vencer

Era el 25 de junio de 1950 cuando comenzaba la llamada Guerra de Corea, sangriento acontecimiento militar que culminó tres años después, con la derrota y expulsión de las fuerzas militares estadounidenses que habían intervenido, con el propósito de derrotar a la naciente República Popular Democrática de Corea.

Bajo la dirección del gran líder Kim Il Sung, la nación mostró al mundo cuánto es capaz de luchar cuando fuerzas militares foráneas se proponen destruir su proyecto de país, que, desde entonces, ha sufrido muchos otros avatares, de los que ha salido victorioso gracias a la resistencia y la tenacidad de su pueblo y la conducción de sus dirigentes.

Estados Unidos –cuyo Gobierno actual y su criminal Presidente hoy bombardea parte del territorio de la República Islámica de Irán, y pone al mundo al borde de una conflagración nuclear– fue responsable, hace 75 años, de aquella guerra que segó la vida de cientos de miles de personas en tierras coreanas.

En aquella oportunidad, el pueblo coreano siguió a su líder, que había lanzado la consigna «Todo por la victoria en la guerra», con el Partido como fuerza dirigente al frente.

En el transcurso de estos años, provocaciones y sanciones de todo tipo, impuestas por las diversas administraciones estadounidenses, no han podido debilitar los cimientos de una nación que exhibe logros sociales y económicos, y una fortaleza militar respetable que constituye un muro de disuasión ante posibles intentos de agresión y sometimiento.

Las crecientes tensiones entre los gobiernos del Norte y del Sur desembocaron en la Guerra de Corea, que duró desde el 25 de junio de 1950 hasta el 27 de julio de 1953, cuando el Comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los voluntarios de la República Popular China y Corea del Norte firmaron el armisticio, y una zona desmilitarizada fue establecida para separar a los dos países.

Fuentes

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