Ciudad de México /
Una de las recientes hazañas del deporte de los puños fue protagonizada por la sonorense Camila Magnífica Zamorano, púgil de tan solo 17 años de edad, quien a base de esfuerzo y una fina preparación, se convirtió en la campeona mundial de boxeo más joven de la historia, esto a unos días de su graduación de la preparatoria.
El orgullo de Hermosillo, conquistó el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), de la categoría átomo, luego de vencer a la ex campeona mundial japonesa Mika Iwakawa, de 41 años, es decir, más del doble de edad y experiencia, pero la mexicana ganó por decisión unánime (100-90, 98-92 y 100-90) ante su público.
La recompensa
A unos días de la hazaña, Zamorano reveló en exclusiva para MILENIO-La Afición, cómo ha asimilado el histórico triunfo. «Estoy muy feliz de haber ganado el campeonato; estuvimos entrenando muy fuerte, di una pelea muy bien al igual que la japonesa y estoy contenta de que había mucha gente apoyándome», dijo Camila Zamorano.
«Fue un entrenamiento muy fuerte. Fuimos a la Ciudad de México a prepararnos. Dos días a la semana hacía 10 rounds de sparring y lo que me ayudó mucho fueron los entrenamientos con sparring; la baja de peso fue más difícil ahora, pero todo ese esfuerzo, gracias a Dios, tuvo su recompensa y pude ganar el título», comentó la púgil.
«Sabíamos que era ex campeona mundial y que tenía experiencia y para todo nos mentalizamos; yo me sentía segura de la peleadora que soy, pues también sé tirar golpes», añadió.
Disciplina, la clave
Camila Zamorano compartió cómo ha combinado los estudios con el deporte, pues debutó en el boxeo profesional a los 15 años. «Me levantaba temprano a correr y después a la escuela; después, cuando llegaba de la escuela me iba a entrenar y cuando salía de entrenar llegaba a la casa a hacer tarea y al día siguiente lo mismo, así todos los días».
«Representé a Hermosillo, a Sonora y a México», dijo con orgullo la Magnífica, quien a su vez, expresó su agradecimiento por la oportunidad que le dieron de pelear por el título «más porque me dieron la oportunidad de pelear aquí en Hermosillo con mi gente y gracias a Dios estuvo mi familia».
Su padre, un referente
Eleazar Zamorano, no solo se encuentra en la esquina de la campeona atento con su ojo clínico para ajustar detalles en los combates y entrenamientos, sino en su vida diaria, pues él, fue el motivo por el cual, Camila Zamorano encontró pasión en el boxeo a temprana edad.
«Yo miraba a mi papá entrenar a niños en un parque y también tengo otro hermano que boxeaba; yo estaba chiquita y él más grande; me metí, entrené, me hicieron una pelea y me gustó; mi papá me dijo: ‘estás segura’ y le dije que sí; ahí me empezaron a apoyar, nunca me dijeron que no», puntualizó.
Sin interés olímpico
«No me llamó la atención porque había muchos torneos y siempre peleaba contra las mismas niñas, incluso iba a Mexicali y eran las mismas de Hermosillo; entonces no me gustó y le dije a mi papá ‘debútame’ y él me dice ‘no, espérate, estás muy chiquita’, entonces le dije ‘si no me debutas ya no voy a entrenar’ porque no tenía caso. Mucha gente le decía ‘no la debutes, que está muy chiquita’, pero pues debutamos noqueando!, dijo.
Mencionó a sus máximos ídolos en el boxeo y no podía faltar un legendario. “Me gusta mucho Jackie Nava, Julio César Chávez, el Gallo (Estrada) y Yoreme Mendoza».
Después del título, toma con mayor seriedad su carrera aún siendo menor de edad. “Estaba pensando tomarme un año nada más para entrenar y como en esto hay muchas entrevistas, pues estudiar inglés. Quiero entrar a la Marina, pero es lo que ando viendo, aún no sé”.
RGS
