Dependiendo del lugar desde donde se vea la migración, puede ser que esté afectando a un país, pero que esté beneficiando a otro. Puede ser que sea un riesgo para un país y puede ser que sea una oportunidad para otro país. Hay países como Estados Unidos que se han beneficiado desde su propia creación, hace 249 años, de personas moviéndose desde Europa, África, Asia y Latinoamérica para hacer de Estados Unidos la gran potencia que es hasta el día de hoy.
La creación de “capital humano” es algo que no ocurre de un día a otro, de un año a otro, sino que lleva décadas. Por ejemplo, un niño que nace hoy tardará al menos veinte años en ser una persona productiva; mientras ese momento llega, se habrá invertido en educación, salud, alimentación, vestimenta y muchas otras cosas para que esa persona esté lista para aportar a la economía de un país. ¿Qué ocurre si esa persona se queda a trabajar en su país de origen o si emigra hacia otro país? ¿Qué ocurre con toda esa inversión que se hizo en esa persona?
Si un país quiere crecer económicamente, necesita personas con todo tipo de habilidades para poder desarrollar todos los sectores. Necesita personas con habilidades básicas, otras con estudios técnicos o con conocimientos que haya adquirido a través del trabajo, y necesita personas con estudios superiores. Si un país no tiene todas las personas preparadas, no puede desarrollarse rápidamente, pero lo que puede ahorrar décadas de tiempo, dinero y mucho esfuerzo es importar personas; a eso le llamamos inmigración.
Uno de los países que más se ha beneficiado en el mundo de este fenómeno de buscar mayor estabilidad política, económica, seguridad jurídica y personal ha sido Estados Unidos. Las personas que han emigrado a ese país persiguen el sueño americano basado en la libertad, el respeto al estado de derecho, un sistema judicial independiente y mejores condiciones económicas, porque los ingresos son mucho más altos que en sus países de origen.
Si se hiciera un recuento de la cantidad de dinero que se ha ahorrado Estados Unidos en preparar y educar a todos esos inmigrantes, probablemente serían varios trillones de dólares en el último siglo. A Estados Unidos llegan personas que hacen trabajos que no quieren hacer sus ciudadanos, tales como trabajos agrícolas, en la construcción, en todo tipo de servicios, que en su mayoría son latinoamericanos; pero también llegan personas con conocimientos de punta que ayudan a desarrollar todo tipo de tecnologías y que han hecho de ese país la potencia que es.
El desempleo ha sido muy bajo en los últimos años en ese país del norte, por el rápido crecimiento de la economía y por haber absorbido a cientos de miles de inmigrantes. Si ahora se dedica a expulsar a miles de trabajadores que en este momento están haciendo trabajos que no los puede hacer otra persona en el país, estará echando billones de dólares en capital humano y su economía se verá muy afectada, tendiendo a crecer menos. El otro lado de la moneda es que esas personas, ese capital humano que además tiene ahorros y capital financiero, se van a trasladar en su mayoría a su país de origen, y eso puede impulsar el crecimiento del país receptor.
La presidenta de México ha visto la oportunidad de recibir a todas esas personas para que ayuden a que México pueda crecer más y que estas personas puedan tener una oportunidad de continuar desarrollándose personal y profesionalmente. En el caso de El Salvador, se ha visto el fuerte impacto que ha tenido en la economía la inversión en bienes raíces, y en algunos negocios, que están abriendo los que están regresando al país o que se están preparando para hacerlo en el futuro cercano.
Estas son oportunidades de una vez en la vida para los países que recibirán a sus compatriotas que sean deportados o que regresen voluntariamente, y será una gran pérdida para Estados Unidos.
